lunes, 15 de octubre de 2012
miércoles, 12 de septiembre de 2012
miércoles, 5 de septiembre de 2012
El milagro de la música (Acordeón a piano, Ed Filofalsía 1985)
El milagro de la música
El único milagro de este siglo
fue registrado sobre la caparazón
de una tortuga en Balcarce
Las 9 sinfonías de Beethoven
yacen escritas de su puño y letra
en el espaldar del quelonio
y fechadas con el exacto intervalo
en que fueron compuestas.
El centro de investigaciones musicales
de Herlinndaüng infiere
que lo escuchado es producto
de los copistas
que el brillo verdadero de la obra
permanece vivo
en la memoria del animal.
Para una pajarita de aros
Soñaba escribir como Castilla
y decirle a su amor de aros
que la poesía en los pájaros salteños
era un modo de anclar el cielo
El cordero de cencerro al cuello
El cordero de cencerro al cuello
escribía un tratado de armonía.
Schönberg llevaba una
campana similar
para no perderse.
lunes, 27 de agosto de 2012
07 El nadador nocturno-paraiso
Emisión radial en Radio Provincia. Micro de Alberto Muñoz
07 El nadador nocturno-paraiso
lunes, 13 de agosto de 2012
La voz de la sirena (Alberto Catena para La Nación 11/8/12)
Teatro / Drama
La voz de la sirena
Excelente trabajo interpretativo de Claudia Tomás en el unipersonal basado en un poema dramático de Alberto Muñoz
Por Alberto Catena | LA NACION
Claudia Tomás.
Autor : Alberto Muñoz / Adaptacion y dirección: Leonor Manso / Actriz y cantante: Claudia Tomas / Iluminación:Pedro Zembrelli / Escenografía: Isabel Gual /Diseño sonoro: Omar Gianmarco / Asistencia:Carolina Cacciabue / Sala: Centro Cultural de la Cooperación / Funciones: sábados, a las 23; domingos, a las 20.15 / Duración: 60 minutos.
Nuestra opinión: muy buena
La voz de la sirena es un título engañoso. No es la voz de un ser mitad pez, mitad mujer, como aquella que en 1948 enamoraba en una película a William Powell. Los que ven cine antiguo saben que era Anne Blyth. No, es el suboficial femenino Bustamante, una mujer que, en el inicio de su adolescencia, comenzó a sentir una extraña identificación con otra clase de sirenas: las que emiten el sonido de las autobombas, las ambulancias y los coches policiales. Curioso: esa atracción la lleva a ingresar en la fuerza policial, donde termina trabajando en un patrullero que, en ocasiones, puede hacer sonar su propia sirena.
El nombre de la mujer policía es Betty y ha tenido una infancia desgraciada. Su madre, de profesión cantante, la abandonó de chica, al mismo tiempo que a su marido y padre de la pequeña a la que tenía el hábito de golpear salvajemente. El hombre era un fanático del box, afición que le transmite a su hija que reza día tras día a sus santos preferidos (Pascualito Pérez, Nicolino Locche y "el Mono" Gatica) para que saque a su familia de la pobreza e impida que el padre siga maltratando a su madre. Pero, antes que sus santos la oigan, la madre abandona el hogar y la deja junto con su progenitor, separación que se prolonga hasta la muerte de su madre.
El cuento se inicia, precisamente, cuando Betty llega hasta la tumba donde ha sido enterrada su madre hace pocos días. Es un lugar cubierto de hojas otoñales, amarillas, y poblado de árboles desde donde cantan los pájaros. A ese cementerio Betty llega a tener el diálogo que nunca tuvo con su madre en vida, a contarle todo lo que no pudo decirle en el largo tiempo durante el cual ella nunca la llamó. Es interesante: frente a la lápida de su madre, Betty, quien se presenta con su uniforme de suboficial y con el pelo recogido, afirma que "viene a declarar", como en la fuerza, y agrega que bajo su traje de policía tiene otros más.
El intento de dialogar es imposible, porque la madre no escucha, pero ella, poco a poco, en un proceso lento de sacarle sus trajes, las distintas pieles que han ocultado un silencio de años, comienza a transformarse, pasa de un perfil femenino duro, policial, al de una mujer que se descarga de todas las maneras posibles su verdad, gritando, llorando e incluso cantando, cuando las palabras no le alcanzan o necesita identificarse con esa forma de expresarse que es la que más recordaba de su madre. Y así, de una manera visceral, pero catártica, hace un balance de su vida, de sus dolores, de sus reproches, y del deseo de que su vida deje de ser un sufrimiento.
El espectáculo está basado en un poema dramático del poeta, músico, actor y guionista Alberto Muñoz, cuya adaptación escénica hizo Leonor Manso con mucha sutileza y sensibilidad teatral. En el papel de Betty, y con la batuta diestra de la directora, pone en juego todas sus refinadas cualidades de actriz y cantante Claudia Tomás (trabajó junto con Ingrid Pelicori en Las Antígonas ), que alcanza un nivel de excelencia..
martes, 31 de julio de 2012
jueves, 26 de julio de 2012
miércoles, 25 de julio de 2012
martes, 24 de julio de 2012
Tratado de verdugos
Ellos saben que la víctima sostiene su cabeza hasta último momento.
La orden de morir no es de Dios sino de un hombre que abandona.
Dios alguna vez les ha dictado:- “No envíes a la muerte a este hombre”-, y ellos han temblado en un dudoso castellano:- “No lo envío a la muerte, mi Señor, lo envío a tu morada”.-
DE LOS AJUSTES
El verdugo quita su capucha y con ella va su rostro, intacto.
Una lámina carnal es su cabeza. Una tela blanca. Sobre esa película propicia aparecen los otros rostros, los ejecutados. De quince a diecisiete segundos tarda cada impresión para borrarse y retornar en otra.
Estos ajustes son convenio de su sangre y su moral.
El verdugo se llega hasta una zanja, introduce su cabeza en el limo y una suerte de líquido devuelve otra vez su semblante verdadero, que debe con rigor ser cubierto con una capucha.
Obedece a una ley líquida. es eterno y fecunda con un gas.
Alberto Muñoz
De Tratado de verdugos.
(Ediciones Filofalsía)
La orden de morir no es de Dios sino de un hombre que abandona.
Dios alguna vez les ha dictado:- “No envíes a la muerte a este hombre”-, y ellos han temblado en un dudoso castellano:- “No lo envío a la muerte, mi Señor, lo envío a tu morada”.-
DE LOS AJUSTES
El verdugo quita su capucha y con ella va su rostro, intacto.
Una lámina carnal es su cabeza. Una tela blanca. Sobre esa película propicia aparecen los otros rostros, los ejecutados. De quince a diecisiete segundos tarda cada impresión para borrarse y retornar en otra.
Estos ajustes son convenio de su sangre y su moral.
El verdugo se llega hasta una zanja, introduce su cabeza en el limo y una suerte de líquido devuelve otra vez su semblante verdadero, que debe con rigor ser cubierto con una capucha.
Obedece a una ley líquida. es eterno y fecunda con un gas.
Alberto Muñoz
De Tratado de verdugos.
(Ediciones Filofalsía)
martes, 17 de julio de 2012
lunes, 16 de julio de 2012
La voz de la sirena en el CCC
Unipersonal. Autor: Alberto Muñoz. Dirección y adaptación: Leonor Manso. Actriz y cantante: Claudia Tomás. Betty, mujer policía, se entera de la muerte de su madre, de la cual se encontraba
alejada. Va a visitar su tumba para despedirse y contarle cosas de su vida que nunca le pudo decir. Cuando las palabras no le alcanzan, Betty canta.
Sábados 23:00 y Domingos 20:15. [PB].
Localidades: $ 70.-
Sala Osvaldo Pugliese
Centro Cultural de la Cooperación
Av. Corrientes 1543 (C1042AAB) Ciudad Autónoma de Buenos Aires - www.centrocultural.coop
Informes: (011) 5077-8000 - Boletería: (011) 5077-8077
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